Puesto que el principal problema del olor a tabaco suele encontrarse en el aire interior, la ozonización de la atmósfera constituye el tratamiento estrella, tan eficaz como inocuo para la salud y el entorno. Basta con un tratamiento de choque durante unos minutos para sustituir el desagradable olor por una sensación de pureza y frescura que se prolongará con un posterior mantenimiento.
Bien se realice con un ozonizador o con un purificador de aire con temporizadores y distintas posibilidades de programación, se hace necesario elegir el equipo adecuado en función de varios factores, como la potencia necesaria para un determinado nivel de contaminación o las dimensiones de la superficie a tratar.
Como es sabido, por otra parte, el ozono no sólo sirve para desodorizar el aire, sino igualmente todo tipo de superficies que entren en contacto él o, por supuesto, también mediante el agua ozonizada. Y ello, por suerte, supone una gran ventaja a la hora de eliminar la peste a tabaco de nuestra piel y cabello, ropa, complementos, tejidos o de cualquier otro objeto que pueda llegar a oler de un modo más o menos intenso.
Los ozonizadores domésticos adecuados para realizar esta función pueden ser muy distintos, si bien todos los modelos serán eficaces dependiendo del uso dado y de la superficie a tratar, por lo que se hace necesario el consejo profesional.
Además de los ozonizadores portátiles o murales de aire, agua o mixtos, también disponemos de la alternativa de los purificadores de aire que incluyen la función ozonizadora, tal y como hemos apuntado, así como de lámparas, ceniceros de ozono o de los prácticos ozonizadores para el coche.
En todos los casos, el objetivo será conseguir el mejor de los resultados del modo más rápido y eficaz posible, buscando también una facilidad de uso y una eficiencia energética máxima.
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