- Lávalas sólo con abundante agua fría, el agua caliente ayuda a que proliferen las bacterias que producen el "mal olor". Lávalas frecuentemente en la lavadora.
- Limpia la "grasa" con papel de cocina, y luego usa la bayeta con el detergente que prefieras.
- Extiéndelas para que se sequen, nunca las dobles mientras están húmedas.
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